Relación de la madre con su bebé durante el embarazo.
Jean Pierre Relier
¿En qué medida puede la relación que mantiene una mujer con el ser que lleva dentro, dejar en esa criatura unas huellas que tendrán una influencia sobre su comportamiento futuro?
- La angustia, el estrés y el rechazo, a través sobre todo de las modificaciones hormonales que provocan, pueden repercutir sobre la criatura en fase de desarrollo.
El feto, a partir de la semana 25 de gestación percibe múltiples sensaciones, que le llegan tanto desde el exterior, como desde el interior del cuerpo materno. A partir del 2º o 3º mes, el feto es un ser al que se le puede hablar.
- La madre es a la vez su medio alimenticio y su vínculo con el mundo exterior. Le protege durante el tiempo que sea necesario y luego le induce a aceptar abandonar ese nido cómodo y protector para afrontar la existencia. Esta doble reacción de “protección” y de “distanciamiento progresivo”, no es un vínculo puramente de tipo biológico, sino también afectivo ya desde el primer momento.
- Lo afectivo (miedo, ansiedad, alegría…) produce efectos biológicos bajo forma de secreciones hormonales diversas y las secreciones hormonales por su lado producen sentimientos diversos (ansiedad, depresión, euforia), por lo tanto ambos registros (el fisiológico y el psicológico) no se pueden separar y funcionan conjuntamente.
La herencia genética constituye una especie de marco preestablecido a nivel embrionario, pero que sólo puede realizarse plenamente cuando recibe los estímulos adecuados. Estos estímulos además de ser los adecuados han de producirse en el momento oportuno.
- “Momentos críticos”: Son periodos sensibles durante los cuales la ausencia de estimulación, o por el contrario, la sobre estimulación pueden producir anomalías graves y persistentes. Por ejemplo: un mismo estímulo sonoro puede tener una acción diferente según sea emitido en un periodo sensible o no del desarrollo fetal.
- Los soportes anatómicos se constituyen muy pronto durante la gestación y las estimulaciones del entorno fetal contribuyen al desarrollo normal del sistema sensorial y al conjunto de procesos de maduración neurológica. Por ejemplo: un feto aquejado de sordera sufre al nacer un retraso más importante que un feto aquejado de ceguera. Esto demuestra que la audición cumple ya desde la gestación un papel importante en el desarrollo del cerebro y que las estimulaciones auditivas son fundamentales, mientras que las de tipo visual sólo son funcionales a partir del nacimiento.
- El orden de la formación de los sistemas sensoriales en los mamíferos en las siguiente: TACTO – EQUILIBRIO – OLFATO – GUSTO – AUDICIÓN – VISIÓN. (tacto manual (apto. Vestibular) y sensibilidad cutánea).
CONCEPTO DE INTERSENSORIALIDAD: el desarrollo de un determinado sentido está estrechamente ligado al desarrollo de los demás sistemas.
La sobre estimulación de un par de estos sistemas en un determinado momento de la gestación puede producir una regresión en otro campo.
- Todos los sentidos contribuyen a tejer, durante la gestación un vínculo estrecho entre el hijo y la madre. Los estímulos sensoriales marcan la relación madre-hijo que harán que el niño, después del nacimiento reconozca a su madre entre otras mujeres.
- Hay que tener en cuenta que atenuación de los ruidos externos (cuanto más agudos, más atenuados) debido a los tejidos maternos, así como su enmascaramiento debido a los ruidos internos (actividad cardio-vascular, digestiva y de la placenta).
- La exposición prolongada a unos ruidos demasiado intensos en determinados momentos críticos de la formación de la función auditiva, puede provocar unos déficits auditivos notables e incluso un sufrimiento cardíaco severo.