1. El dolor de espalda es común y pocas veces es un problema grave.
Aproximadamente el 84 % de la población sufrimos dolor de espalda en nuestra vida. Es, por tanto, algo frecuente, como estar triste o tener un dolor de cabeza. Aunque resulte molesto, es algo normal y suele tener solución.
Casi todas las personas en algún momento de su vida sufriremos dolor de espalda y no tiene por qué ser grave. En la mayoría de ocasiones, no se corresponde con una lesión importante y el dolor remitirá.
Y sobre todo, la evidencia científica nos demuestra que el dolor de espalda se puede curar. No hay que tener pánico a este tipo de dolencias que, normalmente, tienen solución.
2. Las pruebas diagnósticas sirven en muy pocos casos.
Mucha gente cree que el dolor de espalda se ve reflejado en algún daño que aparece en pruebas diagnósticas como radiografías, resonancias… En realidad, en muy pocas ocasiones lo que hayamos en ellas es relevante.
Por un lado, estas pruebas son importantes solo en ciertas patologías serias (como un cáncer, infección, fractura…). Por suerte, estas dolencias son muy excepcionales. Tu fisioterapeuta o profesional sanitario sabrá guiarte para indicarte si necesitas algún tipo de prueba.
Por otro lado, numerosos estudios muestran que pacientes que no padecen ningún tipo de dolor presentan pruebas diagnósticas con protrusiones, degeneraciones discales, artrosis…
Es decir, hay pacientes sin dolor de espalda, que muestran hallazgos en las pruebas diagnósticas. Y pacientes con dolor, sin ningún hallazgo en estas. Por tanto, la correspondencia no es relevante en la mayoría de ocasiones. Como hemos dicho, un buen profesional te guiará según tu caso.
3. Que exista un dolor fuerte, no implica necesariamente un problema grave.
A día de hoy sabemos que dos personas con el mismo daño pueden experimentar diferentes niveles de dolor. El dolor de espalda está relacionado con muchos factores. Como nos sentimos, por ejemplo, afecta a como percibimos el dolor. De esta manera, cambios en los niveles de estrés, en el estado de ánimo, la ansiedad o la fatiga pueden modular el dolor de espalda. Son, por tanto, factores a tener en cuenta para solucionar el problema.
Cuando una persona sufre dolor de espalda, puede que su sistema nervioso se vuelva muy sensible. Esto puede dar lugar a que, aunque la lesión inicial se cure, nuestro cerebro siga pensando que hay un peligro en la zona y siga proyectándonos dolor.
4. La espalda está diseñada para cargar pesos, moverse y agacharse.
La columna está hecha para doblarse, puede moverse con mucha amplitud y este movimiento está para usarse. Al igual que, por ejemplo, giramos el cuello hacia los lados para ver que hay a nuestro alrededor, el movimiento de flexión de columna nos puede servir para alcanzar cosas que estén en el suelo, manipularlas y levantarlas. Incluso si son pesadas. ¡La espalda es robusta!
Es cierto que si tenemos dolor, estos gestos nos pueden resultar desagradables pero eso no significa que tengamos que dejar de hacerlos para siempre.
Úsalo o piérdelo. Si no gastas algo, vas a perderlo. Si no giras el cuello, vas a perder la capacidad de girar el cuello. Si no doblas la columna, vas a perder la capacidad de flexionar la columna.
5. El reposo no es tu amigo.
Somos conscientes que el dolor lumbar puede ser muy desagradable e incapacitante, especialmente los primeros días.
Sin embargo, hoy sabemos que hacer reposo empeora el cuadro clínico. Hay que moverse de forma moderada y controlada. E𝐯𝐢𝐭𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐩𝐨𝐬𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐦𝐚 𝐲 𝐦𝐚𝐧𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐧𝐢𝐯𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐭𝐮𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐢́𝐦𝐢𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫.
Es por ello, que tras el descanso inicial, animamos a los pacientes 𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫s𝐞 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐨s respetando los límites de dolor. Al principio, si es necesario, con 𝐦𝐨𝐯𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 lentos y de corta amplitud.
¡𝐌𝐨𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫 te 𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚 el 𝐝𝐨𝐥𝐨𝐫!
6. El ejercicio es bueno para el dolor es espalda.
Está científicamente demostrado que moverse es bueno para la espalda. Es cierto que si tienes dolor de espalda, el ejercicio te puede resultar más doloroso que de costumbre, pero esto no significa que te estés haciendo daño. Tendrás que empezar a moverte poco a poco y de manera gradual, pero te resultará beneficioso.
El ejercicio (cualquier tipo de ejercicio) es bueno para la salud de la espalda. No existen grandes diferencias en la efectividad entre caminar, yoga, Pilates, correr, ir en bici, subir escaleras y estirarse. Con cualquiera de ellos conseguirás disminuir el dolor y el malestar, relajar la tensión muscular, mejorar tu estado de ánimo y reforzar el sistema inmune. Elige el que más te guste.
7. Casi nunca es necesaria la cirugía.
Hay tres formas de abordar esta patología: desde la farmacología, desde la fisioterapia o desde la cirugía. Este último solo se utiliza en una minoría de los casos, basándose en unos criterios muy concretos y claros.
Normalmente, con tratamientos conservadores como el ejercicio se resuelve el problema. De media, la fisioterapia, tienen mejores resultados que la cirugía de columna a medio y largo plazo.
8. Las mochilas cargadas de los niños no provocan problemas de espalda.
Existe una preocupación frecuente por el peso que llevan los niños en la espalda. Tendemos a pensar que pueden causarle un problema en el desarrollo de la espalda. Pero hay estudios que nos demuestran que no hay ningún tipo de relación entre el dolor o las patologías de espalda en niños con el peso que cargan en la espalda.
La columna está diseñada y preparada para cargar pesos, y de hecho, esta puede ser una buena forma de hacer ejercicio y fortalecer la espalda.
9. Frecuentemente acuden a clínica pacientes sin esperanza al no encontrar alivio tras diferentes tratamientos.
Como hemos dicho, el dolor de espalda está relacionado con muchos factores. Y es frecuente que a estos pacientes, solo les han tratado una de las causas del problema. Si una de las causas en un caso es, por ejemplo, la falta de sueño, y solo se trata con un masaje, el problema seguirá o volverá a aparecer.
Lo importante es encontrar las diferentes causas del problema y actuar sobre todas ellas, para disminuir el dolor.
¿Necesitas ayuda con tu dolor de espalda?
Basado en el artículo de Mary O’Keeffe, Dr Kieran O’Sullivan, Dr Derek Griffin 15 things you didn’t know about back pain